Subaru XV Bifuel, buscando la economía
Aunque las cosas han cambiado mucho en los últimos tiempos, una de las grandes obsesiones en el mundo del 4×4 ha sido el consumo. Siempre que hablamos de un 4×4, ya sea todoterreno o todocamino, en mayor o menor medida estamos hablando de un consumo más elevado que en un turismo, no en vano, y por regla general, tendremos más altura, menos aerodinámica, neumáticos más grandes y normalmente motores potentes. Por casualidades de la vida, y gracias al Concesionario Automóviles Nieto Subaru, tuvimos la oportunidad de probar en Málaga Motor un Subaru XV bifuel, es decir, alimentado por gasolina o por gas GLP, o lo que es lo mismo, gas licuado del petróleo.
Realmente, la gran ventaja del GLP no es que el vehículo consuma menos, por el contrario puede gastar un poco más, pero el GLP está subvencionado, de forma que viene a salir a mitad de precio que la gasolina (entre un 40 y un 45%), con lo que nos encontramos con un considerable ahorro, sobre todo para personas que viajen mucho. Además, es un combustible más limpio y, al menos se supone, que alarga la vida del motor. El depósito del gas, entre 4o y 80 litros dependiendo del espacio disponible, va instalado normalmente en el hueco de la rueda de repuesto, con una instalación no demasiado complicada. Lógicamente, se pierde la quinta rueda y habrá que recurrir a llevar un kit de reparación de pinchazos.
El repostaje se realiza en determinadas gasolineras y de forma similar al del combustible convencional. La novedad radica en que hay que introducir una “boca” o adaptador junto al depósito de combustible que es donde conectaremos la manguera por la que “inyectaremos” el gas pulsando un botón.
Aquí viene el primer problema, hay que llevar el adaptador en la guantera, después resulta incómodo tener que estar apretando el botón, y, por último, al retirar la manguera ésta se desplaza con fuerza por la presión del gas, con lo que la primera vez te llevas un buen susto, y la segunda ya estás esperando a que salga despedida.
Hay que decir que en el caso del vehículo de prueba no se trata de un automóvil que venga de fábrica con el GLP, sino una adaptación posterior, y que me imagino con el paso del tiempo irá siendo mejorada.
Junto a la palanca de cambios está disponible un botón que nos permite pasar del gas a la gasolina, y viceversa, sólo con pulsarlo, una serie de pilotos nos indican el nivel de gas que nos queda, y el cambio se puede realizar en marcha, a cualquier velocidad y es casi imperceptible, bueno, un poquito sí se nota, aunque prácticamente nada. Si el vehículo se queda sin gas automáticamente pasa al funcionamiento normal con gasolina.
En lo relativo al rendimiento del vehículo, pues prácticamente no se nota diferencia entre el modo gasolina y el modo GLP. Posiblemente, en determinadas situaciones muy exigentes, se pueda percibir algo, pero en conducción normal, ya sea en carretera, o en campo, el comportamiento es el mismo.
El sobrecoste de la instalación, al menos en la unidad Subaru XV probada, es de 2.600 euros.
Reportaje por Alejandro Triviño.