Los filtros para el habitáculo, una cuestión de salud
Casi la totalidad de los coches modernos están equipados con filtros para el habitáculo, cuya función principal es filtrar y retener eficazmente las sustancias del aire, evitando así su entrada en el interior del vehículo. Por ello, para conseguir un aire limpio y sano (sin polvo, humos, gases de escape, pólenes, cenizas y otras materias nocivas), proteger el sistema de ventilación (aire acondicionado, calefacción y climatización) y proporcionar un mayor confort y seguridad durante la conducción, es necesario tener en perfecto estado el filtro para el habitáculo.
Aunque se recomienda cambiar los filtros para el habitáculo cada 15.000 kilómetros o, al menos, una vez al año, hay que tener en cuenta que, circulando en ciudades o en ambientes muy contaminados, el filtro pierde su eficacia más rápidamente.
De ahí que empresas especializadas, como es el caso de Bosch, recomienden la primavera como el mejor momento para cambiar este tipo de filtros, especialmente si el conductor o los pasajeros habituales tienen reacciones alérgicas a pólenes u otros tipos de alérgenos.
Hay que tener en cuenta que, durante el otoño y el invierno, la humedad está muy presente y las sustancias acumuladas en el circuito de climatización son un lugar de incubación para el moho y las bacterías, por lo que con la revisión del sistema de climatización y la carga del aire acondicionado, se deberá cambiar también el filtro para el habitáculo.
De igual forma, si se tiene previsto un viaje largo (por ejemplo, durante Semana Santa), se recomienda realizar el correspondiente mantenimiento tanto de filtros para el habitáculo como de los demás filtros de motor.