Lancia Delta, la historia de un mito
El Lancia Delta nació en otoño de 1979, y en 1980 fue elegido coche del año. Con una carrocería moderna de fuerte personalidad y motores de alto rendimiento, este modelo representó un verdadero salto generacional tanto por la concepción global del vehículo como por sus elementos técnicos, estéticos y cualitativos.
La línea en dos volúmenes salió del lápiz de Giorgetto Giugiaro, quien dio vida a una forma trapezoidal de contornos muy angulares. Entre las características inéditas, destacaban los escudos anterior y posterior de los parachoques, fabricados con resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio.
La arquitectura mecánica era de tracción anterior con motor transversal, suspensiones en cuatro ruedas independientes, sistema de frenos de dos circuitos entrecruzados y dirección de cremallera. Se lanzó el vehículo con dos motorizaciones posibles: 1.3 de 75 CV y 1.5 de 85 CV. Ambas tenían la distribución con árbol de levas en la culata accionado por correa dentada y la culata de aleación ligera.
En su conjunto, el Delta era un automóvil elegante y compacto con menos de 4 m de longitud. Nos encontramos en el año 1979 y el Delta, un vehículo de gama media, ofrece de serie el equipamiento de un automóvil de gama superior (incluye, por ejemplo, elevalunas eléctricos). Con este vehículo, innovador en su estilo y contenido típico de segmentos superiores, Lancia introdujo un nuevo concepto de berlina compacta que obtuvo inmediatamente el favor de la crítica y el público.
Iniciada en la fábrica turinesa del Lingotto, la carrocería del delta se transfirió más adelante a las instalaciones de Chivasso, en las que existía un taller de pintura de los más avanzados del mundo, un sistema de control electrónico de la fabricación del bastidor y una instalación automática que garantizaba la absoluta uniformidad cualitativa de los subgrupos. Salieron de allí las versiones personalizadas LX y, en el año 1982, el Delta GT con motor 1.6 de 105 CV.
El vehículo disponía de cuatro frenos de disco asistidos por un servofreno y alcanzaba los 180 km/h. En 1983, cuatro años después del debut, nació el Delta HF Turbo, el primer automóvil Lancia de serie sobrealimentado con turbocompresor. El motor seguía siendo el de 1.585 cc, pero proporcionaba una potencia de 130 CV que permitía alcanzar una velocidad máxima de 190 km/h. Tres años más tarde, en 1986, la gama del modelo fue rejuvenecida y ampliada con el Delta GT de inyección electrónica y 108 CV, el Turbodiesel 2.0 de 80 CV, el HF Turbo de inyección y 140 CV, y el HF 4WD.
El HF 4WD marcó, junto con el Prisma 4WD, la entrada de Lancia en el sector de las berlinas de turismo con cuatro ruedas motrices. El modelo estaba dotado de un motor dos litros de 165 CV (hasta 208 km/h de velocidad punta) y de una mecánica vanguardista.
El sistema de tracción estaba formado por los siguientes elementos: un diferencial anterior libre; un diferencial central de tipo epicicloidal, que repartía el par de forma asimétrica (56% en el eje anterior y 44% en el posterior); un acoplamiento viscoso Ferguson, aplicado al diferencial central; y un diferencial posterior Torsen (contracción de las palabras Torque sensing que significan sensible al par), un dispositivo inteligente que permitía repartir el par entre las dos ruedas según la adherencia disponible y sin jamás acabar de bloquear los dos semiejes. De esta forma, el Delta HF 4WD podía transferir a tierra toda la potencia del motor de forma correcta. El resultado era un vehículo dotado de gran motricidad en superficies de baja adherencia y de estabilidad direccional y agarre a la carretera excelentes en situaciones exigentes. En los años siguientes, el Delta de tracción integral fue mejorado con toda una serie de innovaciones técnicas y estilísticas marcadas sobre todo por las exigencias deportivas. En las versiones deportivas, el Delta se adjudicó, entre los años 1987 y 1992, siete títulos mundiales de rally.
Estuvo en producción desde 1979 hasta 1994 y se llegaron a construir 480.000 unidades.