La Sonda Lambda
Las sondas lambda funcionan como una regulación inteligente dentro del sistema de gases de escape del motor, midiendo la composición de los mismos.
Esta tecnología permitió, por primera vez, la dosificación exacta de la cantidad de combustible inyectado y, por lo tanto, un funcionamiento altamente eficiente y limpio del motor.
Pero aún hay más. En los motores de combustión, tanto el ahorro de combustible como el tratamiento de los gases de escape, no serían posibles sin la presencia de las actuales sondas lambda.
De momento, han pasado ya 40 años desde que Bosch comenzase su producción en serie. En estos días, la sonda lambda de Bosch número mil millones ha salido de fábrica.
Las sondas lambda son y seguirán siendo un elemento clave para garantizar un funcionamiento limpio y eficiente de los motores de combustión.
Las cifras de producción de Bosch muestran claramente el aumento significativo de la demanda de esta sonda a lo largo de los últimos 40 años.
Tardó 32 años, desde 1976 hasta 2008, en alcanzar la producción récord de 500 millones de unidades fabricadas, pero sólo ocho años, entre 2008 y 2016 en duplicar las cifras de producción hasta los mil millones de sondas.
El Volvo 240/260 fue el primer vehículo turismo en equipar de serie una sonda lambda Bosch, erigiéndose como estándar para el mercado estadounidense.
Ya entonces, las regulaciones de emisiones en los EE.UU. eran relativamente estrictas. Al mismo tiempo, el sensor de Bosch demostró el rendimiento que la tecnología de los modernos motores podía llegar a alcanzar.
A menudo, los valores de emisiones fueron aún mucho más bajos que los legalmente permitidos, gracias al control preciso de la sonda lambda.
A estas alturas, los sensores lambda se han convertido en una pieza fundamental de los automóviles modernos.
Por razones técnicas, cada vez más vehículos con motor de gasolina utilizan dos sensores lambda para el sistema de gases de escape.
La tendencia a utilizar este elemento continuará a medida que los límites legales de emisiones para los vehículos de combustión de nueva matriculación sean cada vez sean más estrictos, puesto que sólo pueden ser alcanzados por medio de un tratamiento altamente eficaz de los gases de escape.
En caso de una sonda lambda defectuosa, los conductores deben sustituirla tan pronto como sea posible. Sin una correcta medición de los valores proporcionados por el sensor, la combustión pierde su eficacia y aumenta el consumo de combustible.
Adicionalmente, una sonda defectuosa provocará daños en el catalizador, llevará a que el vehículo incumpla las normativas de emisiones de gases y, por lo tanto, no supere las inspecciones técnicas, contaminará el
medio ambiente y proporcionará irregularidades en otros componentes de la gestión del motor. Por todo esto, una sonda lambda debería de ser revisada cada 30.000 km.
Una diagnosis On-Board (OBD) realizada en el taller puede proporcionar de forma fiable información sobre si un sensor lambda necesita ser reemplazado o no.
A través de los comprobadores de la serie KTS y de los analizadores de gases de escape, Bosch ofrece equipos de diagnosis que permiten una evaluación rápida y fiable del funcionamiento de la sonda.