La Fórmula 1 se desplazará al Circuito de Monza

Monza es conocido popularmente como “el templo de la velocidad”, ya que es el circuito más rápido del calendario de Fórmula Uno. El trazado actual del Autodromo Nazionale di Monza, inaugurado en 1922, de 5,793 kilómetros, es el resultado de múltiples cambios, pero su reputación de circuito rápido permanece.

En Monza existen tres zonas del circuito especialmente exigentes para los neumáticos: la primera chicane, caracterizada por una fuerte frenada en bajada, las curvas de Ascari, con muchos cambios de dirección bruscos; y la famosa Parabólica, una curva de radio abierto que impone mucho estrés lateral a través de los neumáticos.

Además de los exigentes giros, Monza cuenta con alguna de las rectas más rápidas del año, en la que los monoplazas pueden llegar a alcanzar los 340 km/h, haciendo aumentar la temperatura de las cubiertas hasta los 130ºC.

Aunque lo más famoso de Monza son su alta velocidad y sus curvas rápidas, hay algunas zonas de fuerte frenado muy exigentes para los neumáticos: en la primera chicane, por ejemplo, los coches deceleran desde 340 km/h a 80 km/h en tan sólo 150 metros. Con esas bajas velocidades, las cubiertas son las responsables de ofrecer el agarre mecánico necesario para completar el giro. Los monoplazas recorren un 75% de la vuelta a máxima aceleración y un 15% pisando el freno.

Con la velocidad más alta de todo el año, los coches corren con el downforce más bajo de toda la temporada, para el que los equipos desarrollan un paquete aerodinámico específico que minimiza el drag. Para optimizarlo, los equipos también corren con una altura muy baja que puede provocar que algunos monoplazas choquen con su parte inferior contra el suelo.

En la Parabólica, los pilotos experimentan 3,7G; un efecto que aumenta con los impactos con los pianos que se encuentran en la chicane. Los neumáticos están preparados para estas exigencias ya que, durante las pruebas en laboratorio, se lanzan contra los pianos a 260km/h.

 

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