Décima edición del Rally Clásicos del Atlas Solidario, una prueba de aventura y solidaridad en el desierto de Marruecos
La localidad marroquí de Meknés se convirtió en el escenario escogido por Teknisport Motor, equipo organizador del Rally Clásicos del Atlas Solidario, para recibir a los más de 50 equipos inscritos en la décima edición de esta prueba de regularidad, solidaridad y aventura, que año tras año recorre el desierto de Marruecos y en la que participan vehículos, turismos y todoterrenos, con más de 20 años de edad.
Como es tradicional la primera jornada se dedicó a realizar las verificaciones técnicas y administrativas, en las que el equipo organizador comprueba que los participantes dispongan tanto de la documentación exigida en regla, como del equipo de rescate y seguridad necesario e imprescindible para superar con éxito una aventura de estas características.
Al día siguiente tenía lugar el primer briefing o charla informativa, en la que Julio Álvarez, responsable del Rally, daba unas nociones básicas sobre el funcionamiento de la prueba, al tiempo que presentaba al equipo de organización que acompañaría y velaría por la seguridad de todos los participantes a lo largo de todo el Rally.
Una vez finalizado el briefing la organización montaba la que sería la salida de la primera etapa y en la que los participantes tendrían la oportunidad de tener una primera toma de contacto, tanto con la mecánica de la prueba, como con la aplicación que en todo momento controlaría la posición, velocidad y recorrido de todos y cada uno de los equipos.
Esta etapa, que se desarrollaría por el Medio y Alto Atlas, entre las localidades de Meknés y Erfoud, estaría formada por pistas rápidas y pedregosas, así como por algunas zonas trialeras donde los participantes tendrían que empezar a superar difíciles obstáculos, en especial para los turismos, que en muchas ocasiones necesitarían la ayuda de sus compañeros en los pasos más complicados, dejando claro que la solidaridad entre todos sería imprescindible para poder conseguir finalizar con éxito la prueba.
El final de la etapa se convertía en el momento ideal para intercambiar opiniones, realizar reparaciones de emergencia, y comenzar a hacer entrega de material solidario entre los que más lo necesitan, ya que no hay que olvidar que ese es el último fin del Rally Clásicos del Atlas Solidario.
Al día siguiente amanecía en Erfoud, y la organización se disponía a dar la salida uno a uno, y a intervalos de un minuto, a los equipos, con el fin de enfrentarse a la segunda etapa que en esta ocasión recorrería lagos secos y arenales, siendo la primera toma de contacto de los participantes con la tan temida arena, muy especialmente por los turismos con tracción 4×2, que desde un primer momento tendrían claro que no sería nada fácil evolucionar por estas difíciles zonas.
Por si fuera poco con el paso de las horas el viento iría arreciando, transformándose en una tormenta de arena que reduciría la visibilidad aumentando considerablemente la dificultad.
Nuevamente la solidaridad entre los participantes terminaría imponiéndose y los equipos con vehículos 4×4 acudirían al rescate de sus compañeros en problemas para poder terminar la etapa.
La tercera etapa del Rally Clásicos del Atlas Solidario llevaba a los participantes a pasar por zonas de gran belleza, en un recorrido caracterizado por pistas pedregosas y duras, donde los equipos pondrían a prueba las suspensiones.
Especialmente difícil fue una rampa empinada, con escalones y piedras, donde los vehículos con menos potencia tuvieron verdaderos problemas para poder superarla.
Debido a la dureza del recorrido comenzarían a producirse las primeras averías, que en la mayor parte de los casos serían solucionadas in situ por los participantes pudiendo de esta manera continuar en carrera.
A lo largo de la etapa los participantes en el Rally Clásicos del Atlas Solidario incluso tuvieron que ayudar a un grupo de motoristas que se encontraba en apuros al estar prácticamente sin combustible, compartiendo con ellos las petacas o jerricans de emergencia que todos tienen que llevar como medida extra de seguridad.
La arena, en forma de dunas, volvía a hacer acto de presencia, y nuevamente eran muchos los vehículos que quedaban atrapados, teniendo que recurrir al material de rescate, planchas, palas y eslingas, con el fin de poder salir de las trampas arenosas y continuar hasta el final de la etapa.
Poco a poco, y en mejores o peores condiciones, todos los participantes irían llegando a la meta, para posteriormente desplazarse hasta el hotel donde nuevamente quedaría establecida una improvisada zona de reparaciones con un ir y venir de piezas y herramientas en una lucha contra el reloj para poder dejar los vehículos en las mejores condiciones antes de que cayera la noche.
La cuarta etapa, o etapa maratón, era la más esperada por los participantes, ya que tendrían la oportunidad de ver amanecer en el desierto puesto que la prueba comenzaba de madrugada, convirtiéndose la salida en un espectáculo de luces y faros de trabajo que iluminaban la noche con la salida de todos los participantes que tendrían que esforzarse por mantener el rumbo y evitar pérdidas hasta la salida del sol.
En esta ocasión las pistas rápidas, donde los equipos tendrían la oportunidad de disfrutar de la conducción, se alternaban con el paso por pequeños pueblos de adobe y palmerales que pondrían la nota de color a esta etapa.
La meta quedaba instalada en una antigua cárcel portuguesa donde la tormenta de arena aumentaba en intensidad, complicando considerablemente la labor del equipo de organización que esperaba la llegada de los participantes en un goteo incesante de vehículos que una vez firmaban su paso por la línea de llegada volvían a trasladarse al hotel con el fin de disfrutar de un merecido descanso y volver a realizar una puesta a punto de sus monturas, que cada vez acusaban más lo duro y selectivo que estaba resultado esta décima edición del Rally Clásicos del Atlas Solidario.
Al día siguiente los participantes se dirigían hasta el punto de salida para iniciar la quinta etapa. Los lagos secos, jalonados por un buen número de pistas y carriles, daban paso a unas espectaculares y difíciles zonas de arena que terminarían por convertirse en verdaderas trampas donde tanto turismos como todoterrenos irían cayendo uno tras otro, teniendo que ayudarse entre ellos y recurrir nuevamente a los materiales de rescate para ir superando las zonas arenosas.
Una nueva tormenta de arena volvía a hacer acto de presencia, dificultada a la que había que unir una carrera en la que participaban motos, buggies y camiones que durante unos kilómetros compartirían el recorrido con los participantes en el Rally Clásicos del Atlas, que de esta manera tendrían la oportunidad de vivir la experiencia única de pilotar junto a vehículos al más puro estilo Dakar.
La dureza del recorrido, y el ritmo mantenido, era tan alto que muchos vehículos comenzarían a resentirse, sufriendo averías que tendrían que ir siendo solucionadas con la colaboración y ayuda de otros participantes y del equipo organizador.
Amanecía en Erfoud, y los equipos se preparaban para salir a disputar una nueva etapa, aunque en esta ocasión con una novedad, ya que en esta sexta jornada abandonarían el desértico Sur de Marruecos para comenzar la subida dirección Norte hacia las impresionantes montañas que conforman el Atlas.
Los participantes se agrupaban en el punto de salida, conscientes de que el Rally estaba llegando a su fin, y que cualquier error en la conducción, o avería imprevista, podría dar un vuelco a la clasificación, por lo que era imprescindible afinar la navegación, evitar pérdidas y conservar la mecánica.
La etapa se desarrollaba por pistas rápidas y polvorientas, con pasos por oueds o cauces de ríos secos, en los que volverían a encontrar zonas y pasos de arena, aunque con la experiencia acumulada en los últimos días dejaban de ser un problema para la mayor parte de los equipos que tenían la oportunidad de disfrutar nuevamente de unos espectaculares paisajes en su camino hacia la localidad de Midelt donde se encontraba el final de la etapa.
No cabe la menor duda que Marruecos es un País de contrastes, y del calor y las tormentas del desierto de los días anteriores, se pasaba a un fuerte aguacero que durante toda la noche caía sobre la zona, convirtiendo en impracticable el recorrido de la séptima etapa, por lo que el equipo organizador tomaba la decisión de anularla por razones de seguridad y hacer la entrega de premios y trofeos en el hotel.
De esta manera se daba por finalizada la décima edición del Rally Clásicos del Atlas Solidario en su edición 2019, una prueba de orientación, aventura, y compañerismo, que una vez más se ha desarrollado con un importante éxito de participantes y que ha llevado la solidaridad a donde más se necesita.