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Con lluvia, viento, frío y calor

Indudablemente la parte bonita de mi profesión es el contacto con la naturaleza, poder trabajar al aire libre es un privilegio que no todo el mundo puede tener, aunque eso sí, algunas veces se vuelve en contra tuya. Una toma en video de un vehículo en un rally puede durar 20 o 30 segundos, y posiblemente hayas estado esperando a que pasen los coches dos, tres o más horas. Y claro, no siempre te encuentras con una temperatura primaveral bajo la sombra de un olivo con una cervecita en la mano. Es más, normalmente la temperatura suele ser bastante extrema. Recordar las grabaciones es recordar el calor, o el frío, o la lluvia…

Podemos aplicar el refrán, “sarna con gusto no pica” que la verdad es bastante acertado, a pesar de todo, cuando llueve, te mojas, y cuando hace calor, te asas… te guste o no te guste lo que estás haciendo.

Si tuviese que recordar uno de los días que más frío pasé fue cubriendo un reportaje del Raid Mil Kasbahs, allá por la década de los 90, en el Plateu del Rekkan (Marruecos), cuando pasamos en unas cuantas horas de los 30 grados a los dos bajo cero, por supuesto sin ropa de abrigo ni preparos para pasar la noche en esas condiciones, el día que más me mojé, cubriendo un tramo del Rally Clásicos del Atlas, esperando los coches participantes bajo una lluvia, no muy fuerte, pero sí incesante, hasta que llegó un momento en el que ya me daba igual, ese momento es cuando a pesar de la ropa y el impermeable notas los calzoncillos mojados, a partir de ahí, un poco más de agua o menos tampoco importa mucho, y el día de más calor sufrí, en un trial en agosto en la provincia de Jaén, a más de 40 grados a la sombra, intentando secarme el sudor que me empañaba la óptica de la cámara. Por supuesto no dejaba de pensar qué hacía yo en aquellas tierras en esa época.

Pero bueno, como la cabra tira para el monte, frase que repetiré en este blog en muchas ocasiones, habrá que seguir pasando frío y calor, por lo menos, mientras el cuerpo aguante…

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